Mi viaje




Creo que todos en algún momento de la vida reflexionamos ¿cómo nos está yendo mientras pasan los años?.

En mi adolescencia solo pensaba en pasarla bien con mis amigos, ser buena hija, sacar buenas notas y colaborar con mi abuelita en casa. Ya que me críe con ella y mis primos.


Primera Capa

Mis padres son divorciados y no vivimos juntos por mucho tiempo. La familia de mi madre es del sur-oriente del país (Bolívar) y la de mi padre de la costa (Vargas). Mi madre viajaba mucho ya que inició sus estudios de abogacía en la capital (Caracas) y mi padre iniciaba una carrera militar.

Mis mayores recuerdos de infancia con ellos han sido viajando por todo el país -por temas de trabajo de mi papá- y yendo a clases de derecho con mi mamá.

Al criarme en el interior del país tuve una infancia tranquila sin la agitación de las grandes metrópolis. Siempre recuerdo hacer tortas de arena -con mi tía/hermana- en el patio de casa. Que literal era una selva jaja. Podías conseguir desde arboles de coco hasta sembradíos de papaya y caña de azúcar. En ocasiones animales un poco peligrosos.

Entre todo este proceso de vivencia cierra la etapa del bachillerato. No podré olvidar nunca el sonido del reloj que tenía en la mesa de noche. Si, porque no usaba celular en aquellos tiempos.

Te desprendes de aquellos momentos que te dejaron buenos recuerdos con amigos, fiestas, carnavales, justadas, viajes, amores, desamores, amistades, enemistades; es como una montaña rusa de experiencia.

Segunda Capa

También pasa que se van algunos amigos los cuales eran tus hermanos de vida por circunstancias distintas: distancia, algunos el matrimonio los cambia o intereses que ya no tienen en común. Ya no están. Porque sí, eso pasa y es bueno. Es parte de esas capas que van cayendo.

Llego a la Universidad, fue un cambio bastante importante en mi vida. Podría creer que fue una de las capas más importantes que me transformaron. ¿A quién no? Si pasé de ser la chica de provincia a vivir en la gran ciudad. De hecho tenía un apodo y era "Guasipati" jaja.

Mis padres ya estaban instalados en Caracas. Yo nunca quise irme a vivir con ellos. No quería dejar esa capa que envolvía a mis amigos de infancia y familia con los que creé mi burbuja. Aunque ya viajaba mucho por los trabajos de ambos y conocía muchas ciudades del país, siempre me sentía reconfortada al volver a casa.

Por suerte siempre he sido súper extrovertida y nunca tuve problemas para socializar y darme a conocer tal cuál como soy. No soy perfecta, pero valoro la sinceridad, la esencia de las personas y que todo sea justo para todos. Odio las ingratitudes, las mentiras y estar en medio de una.

Pero irme a Caracas me dio una visión más real de algunas personas que se cruzaron en mi camino. Todos sabemos que generalmente en las provincias todos se conocen y se vive mucho del qué dirán. Como dicen por ahí: pueblo pequeño, infierno grande. Bueno algo así, y nunca me adapté a ese concepto.

Conocí nuevas amistades. Personas que estaban en otra sintonía, maduras y con mente abierta las cuales transformaron mi esencia a otra perspectiva. Las fiestas siempre estuvieron jaja. Eso no cambió.

También conocí el primer amor. Viví muchas cosas lindas y otras no tanto. Claramente la inmadurez del entonces no colaboró para la relación. Pero siempre la recuerdo con cariño. En ese momento cayó otra capa. Era una mujer y había ganado mi sexualidad.

Tercera Capa

Luego de terminar mis estudios universitarios y ver finalizar una relación de 5 años; quería reinventarme. Además, sumando la crisis por la cual sigue viviendo mi país, quería irme a estudiar un post grado.

Mi primera opción fue en Barcelona, España; pero en el momento no conté con todos los requisitos y recursos para irme. Entonces junto a una amiga de la universidad decidimos viajar por una semana a Buenos Aires a conocer universidades.

La ciudad de la furia, la ciudad que nunca duerme nos abrió las puertas para ésta nueva etapa. No conocía Argentina, pero siempre quise conocerla. Luego de varios días de investigación, comidas y salidas; vimos una universidad que se adaptó a nuestras expectativas.

Volamos de vuelta a Venezuela y ahí cayó otra capa.

Cuarta Capa

Fue difícil para mí tomar la decisión de irme a vivir sola a otro país, donde hay otras costumbres, otras comidas, otra idiosincrasia, otro clima, otra cultura; muchas cosas. Pero dentro de mí sabía que iba a estudiar por dos años y volvería luego a mi casa. Era parte del proceso de superación que estaba buscando.

En el camino pasaron muchas cosas buenas y malas. Mi compañera decidió irse a mitad de estudio ya que no se adaptó y tuve que buscar a una roommate. También conocí muchas personas geniales en el post grado y fuera de él.

Una vez terminé el post grado decidí regresar y me encontré a una Venezuela destrozada en el 2014. A un año de haber muerto el dictador Hugo Chávez, porque sí, fue un dictador.

Quinta Capa

Entre tanto caos, conseguí trabajo en un medio reconocido en el país y estuve por un año cómoda laboralmente, pero no tenía calidad de vida. Nunca voy a olvidar cuando fui a una panadería a comprar leche -alimento básico- y la persona que atendía me dijo con expresión de confusión en su cara : "¿En qué país vives? De eso no hay y no vas a conseguir en ningún lugar al que vayas".

Me sentí indignada. Me sigo sintiendo indignada porque mi país sigue viviendo una desgracia. Desgracia que tiene por nombre "chavismo".

Sobrellevando toda esta situación avancé un poco más en el ámbito profesional sumándole experiencia a mi curriculum vitae y conocimiento a mi cabeza. Conocí también en ese proceso gente súper cool y otras no tanto. Es parte de la vida misma.

Sexta Capa

Pasaban los días y me sentía estancada como la primera vez que decidí irme de mi país. No estaba motivada por muchas razones y tenía ahorros por algún caso de emergencia, ya que me conozco y sabía que no iba a durar mucho lo que tenía y sentía en ese momento. Mucho menos en un país que no te daba oportunidades.

A finales de agosto de 2015 decido comprar en secreto un pasaje a Buenos Aires. Ya que me había encantado toda la experiencia que había vivido. Además de contar en ese momento con residencia por haber vivido antes en el país. Eso sumó mucho y no lo dudé.

El inconveniente que tuve en ese momento fue mi familia, ya que no lo creían. Así como no lo creían cuando les dije que me iba por dos años a estudiar a otro país. Pues fue una de las capas que cayó. Ver a mis papas llorando me partió el alma en dos. De igual forma entendían que era lo mejor para cualquier joven que decidía irse definitivamente de Venezuela.

Séptima Capa

Una vez ya en Buenos Aires me reencuentro con amigos que me dejó la vida, los cuales me brindaron su apoyo como nunca. Sin ellos hubiese sido aún más difícil la decisión de irme definitivo. Pero ahí estaban. De esos amigos que consigues y te ayudan a cambiar capas en tu vida.

Desde abril de 2016 estoy oficialmente viviendo en Buenos Aires. Luego de pasar por un proceso judicial me dieron la ciudadanía y puedo decir oficialmente que soy venezolana-argentina o argentina-venezolana, como muchos de los venezolanos en el mundo que les ha tocado acoger a un nuevo país en su corazón ya que nos brindaron nuevas oportunidades.

Hace cuatro años que no he vuelto a Venezuela. Decidí no hacerlo hasta que realmente haya un cambio de país. Me quedo con las cosas lindas que dejé.

Acá estoy... 

Actualmente trabajo en una agencia de marketing y me he reencontrado con parte de mi pasión. Crear contenidos y estar nadando en el mundo digital. Vivo con mi novio, tenemos casi 4 años juntos y es un ser encantador que me ayuda día a día a equilibrar mis sentidos. Es un zen andante que le suma mucho a mi vida.

No por esto ya no tengo capas que dejar. Claramente mientras más nos conocemos, más nos reinventamos y seguimos dejando esas capas que te ayudan a evolucionar. Seguramente pronto tendré más capas que contarles.

Por: AKAD







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